El TRANVIA FANTASMA

 

Autor: Eduardo A. Thompson                         

 

H..........................En ese país tan respetuoso de sus tradiciones y tan lleno de leyendas animadas por  duendes  y druidas, historias de fantasmas y apariciones de hadas,  habían osado cambiar su color de antaño, desafiando así hasta las costumbres establecidas,  y casi se diría hasta la buena suerte.

Y se lo habían cambiado estos nuevos dueños un poco después de desaparecer misteriosamente en aquella noche brumosa el fundador de  la empresa,  Mr. Billy Tramguay,  junto con uno de sus rechinantes coches verde inglés, el  213,  sin que se sepa hasta el día de la fecha exactamente que sucedió,  aunque la sospecha recaía en los nuevos dueños;  sus viejos empleados.

Ahora todos los conocían como `Los patitos´ debido a ese nuevo color amarillo fuerte, desafiante,  y muy  raro por tratarse de tranvías...que  habitualmente  emplean  tonos oscuros.

No obstante,  éstos  seguían diariamente trasladando gente hacia sus trabajos desde los laberínticos barrios de la periferia hasta el centro de la ciudad,  y desde allí volvían mas tarde repletos con turistas extranjeros,  con sus cámaras y sus enormes sombreros , para conocer las medievales casonas, museos, palacios y castillos de las afueras,  atravesando el gran río por el puente de piedra. .

Fueron los mozos de los cafés cercanos al puente los que siempre comentaban  -y  para hacer honor al país de las leyendas- que en algunas noches de espesa niebla se lo veía pasar al verdoso  `213´ envuelto en una  fantasmal  luz blanquecina,  como patrullando el lugar,  en una búsqueda permanente....de quien sabe que,  para desaparecer  de inmediato y sin emitir sonidos...

 

Se estaba  por cumplir otro aniversario de la desaparición de Don Billy,  cuando hizo una repentina y espectacular reaparición.  Era de noche. Los  pasajeros y algunos de los empleados de la empresa que volvían  a sus  casas lo vieron venir por la misma vía y a velocidad superior a la normal, casi por delante del tranvía amarillo y emitiendo  fuertes ruidos metálicos...

 

En  el interior tan  luminoso se distinguieron todas esas terribles figuras  perfectamente.... Eran esqueletos!

Parados algunos y sentados otros , mirando fijo por las ventanillas laterales !.   Pero solitos.  Sin ningún  motorman...

Cada uno de ellos vestía  una prenda idéntica a las prendas de algunas de las personas que  estaban aguardando en el refugio de esa estación callejera.   Todos quedaron pasmados.   petrificados...  

Sería  esto un aviso?   Sería una advertencia?...

Y así desapareció, fundiéndose en su propia nebulosa...pero no sería por mucho tiempo. El hecho se repetiría muchas veces más, y de la misma manera,  como queriendo prevenir a los viajantes de no subir al  tranvía.    Acaso  para evitar  algún accidente??

O para prevenir otros hechos mas misteriosos ??

 

Como casi a diario se encontraron en el apeadero los mismos viajantes.   Nadie se animaba a hablar del tema pero todos se miraban intuyendo en el otro  la misma pregunta común.   Aparecerá  hoy?  Qué vendrá por estos rieles ...????...

Y  otra vez  sucedió.  Reapareció nomás!

Avanzaba  como flotando y envuelto en su propia nube luminosa...

En un instante estuvo detrás de uno de los  coches bautizados `patitos´ al que alcanzó sin sobrepasar.  Luego se superpuso como un gran papel de calcar y se fundió con él.   Los dos en uno solo.

Otra vez  se vieron  esqueletos  con vestimenta similar.

Quienes venían en el `patito´, no se percataron de lo ocurrido.

Todo pasó solamente ante los ojos de algunos de los que esperaban en los banquitos callejeros... Era  otra evidente  advertencia,  especialmente para ellos...!!!

Los mas precavidos  no subieron,  inmovilizados por la visión ...

Desafiantes, enceguecidos,  solo los  nuevos dueños de la vieja empresa lo abordaron; desoyendo lo que todos rumoreaban.... y atraídos por esa luz... potente.......enigmática.

El fantasma de Mr Tramguay  y su 213 querrían vengarse?...

Quienes se quedaron,  segundos después, escucharon un tremendo estruendo,  y luego alcanzaron a ver un resplandor allá a lo lejos.   El tranvía!!, ...el tranvía!!     Gritaban todos preocupados...

Todos corrieron hacia él,  y  al llegar,  la sorpresa fue magnífica!!...

Estaba  entero!   Con sus pasajeros intactos pero  sorprendidos, 

Sorprendidos de  toda esa gente que los miraba desde abajo!...

Pero ellos no supieron de los esqueletos y sus vestimentas...

Pero ellos no vieron nunca, subir  nuevos pasajeros...

Pero ellos  no escucharon estruendo alguno...

Fue evidente que solo a quienes sus ropas les coincidían con las que portaban los esqueletos,  se habían  desmaterializado...

Solo los que habían subido...   Los nuevos dueños... sospechosos

de la desaparición de Billy.  Pero,  a que cosa  se habían subido?...

Obviamente  no era un tranvía común... pues como sabemos estaba  intacto y sus pasajeros indemnes.!

Estaba claro!.   Subieron al viejo  `213´,  visible sólo para los ojos de quienes habían conocido a Mr Tramguay;  sus viejos empleados y transitorios dueños... atrapados por el viejo tranvía.

 

Se habían transformado en un segundo en una nueva leyenda,  en el país de las leyendas, pues nadie de ellos regresó...  misteriosamente.   Como si hubiesen cambiado de dimensión.

Precisamente.   Un librero del pueblo ya anciano,  tenía a la venta  un hermoso cuentito, ilustrado con dibujos de viejos tranvías.  Justamente en uno de ellos coloreado en verde,  se delineaban en sus ventanitas, unas caras flacuchas y casi esfumadas.....

Serían ellos??.          Los viejos empleados ???.

El destino los habia detenido y atrapado para siempre en un simple papel.  Del que ahora disfrutaban los mas chicos.

 

De eso estaba seguro don Tramguay.  El viejo librero.

 

Eduardo A Thompson - Agosto 2001